Disruptive businesses
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Emprender es fácil, lo difícil es sostenerlo
Emprender es fácil, lo difícil es sostenerlo
1 de abril de 2021
Por equipo de redacción. (Publicación original en castellano)
Cuando hablo de emprender, utilizo la palabra en su sentido más amplio: como todo aquello en lo que deseas embarcarte y que implicará un cambio, sin importar que tan pequeño o grande sea. Emprender un cambio como persona o como organización. Emprender un negocio o emprender una transformación de la organización. Así lo definimos en el libro que escribí junto a Francisco Berreta y que lanzamos el mes pasado: Emprende tu vida.
Emprende tu vida es una caja de herramientas, una guía, real y cercana, creada para acompañar a las personas en sus procesos de cambio. En lo personal, me considero una emprendedora constante y hace 4 años tomé la decisión de emprender dos grandes cambios en mi vida: 1) emprender el camino hacia una forma de vida más acorde a mis valores y 2) emprender un proyecto de negocio.
He creado mi propia marca de moda sostenible, he asesorado a emprendedores y pequeñas empresas en sus negocios y, sobre todo, he emprendido (y lo sigo haciendo) mi propio camino de vida. Entre ellos, cambié de país y emprendí la gran aventura de emigrar. El libro es un reflejo de todo lo transitado, lo experimentado y aprendido. Y, sobre todo, una reflexión hacia el inicio de todo: emprender es fácil, lo difícil es sostenerlo. La clave está en entender los cambios.
¿Qué nos motiva a cambiar?
La mayoría de las veces actuamos por reacción, nos “motiva” la necesidad. Algo cambia en nuestro entorno que nos obliga a cambiar. A nivel personal puede ser, por ejemplo, una oferta (o desvinculación) de un puesto de trabajo, un cambio de ciudad o de país o el inicio o ruptura de una pareja. A nivel empresarial, en cambio, algunas situaciones habituales son el surgimiento de un nuevo competidor, una nueva tecnología, un cambio de comportamiento del consumidor o un cambio en las reglas del juego.
Todos estos cambios implican un espacio de respuesta más lento. A nivel secuencial, podemos plantearnos el siguiente proceso:
Shock o efecto sorpresa frente al cambio. Este hecho rompe con lo que teníamos mentalmente u organizacionalmente planificado.
Aceptación de lo que ocurre.
Observación del entorno para terminar de entender la situación y lo que se está haciendo.
Detección de posibles alternativas, soluciones y vías de salida.
Reflexión y elección de una alternativa.
Puesta en acción.
Libro ‘Emprende tu vida’ (Daniela Salvitti)
El cambio sostenible es aquel que tiene las bases correctas
No obstante, existe otro tipo de motivación que viene dado por el deseo de conectar con un sentido más profundo. Cambios que nacen desde el interior de la persona o de la organización y que vienen a responder el “¿para qué?”: ¿para qué hago lo que hago? ¿Qué impacto quiero generar?
El 90% de las veces esta reflexión viene acompañada de un deseo altruista de aportar un grano de arena al mundo en el que vivimos, a la sociedad a la que pertenecemos. Por eso, la reflexión implica un proceso diferente de introspección y de observación para ir a buscar aquel elemento que te hace único -como persona o como organización- y que aporta valor al sistema del que formas parte.
A nivel personal, implica un trabajo de desarrollo personal sincero para que puedas conectar con tus verdaderos deseos, sacando las etiquetas sociales, quitando “los debería” y cambiando los “tengo” por los “quiero”. Es un recorrido para conocer tu auténtico ser y reconocer aquello que te gustaría ser.
¿Cómo se dispara el proceso personal?
En Emprende tu vida explicamos el concepto de la “cómoda incomodidad”:
"Es una sensación de cómoda incomodidad porque sabes que ya es hora de cambiarlo, de transformarlo, de recrearlo, pero hacerlo requiere una toma de consciencia, decisiones y valentía para ponerte en acción.
Poner en marcha los cambios te puede molestar y generar incertidumbre. Porque cuando se mueve una pieza del tablero, cambia todo el juego, no solo la situación de la pieza en cuestión, también todo su entorno.
Es el poder de los cambios: cuando tú cambias, todo cambia a tu alrededor. Ese mismo poder que puede transformar tu vida a veces genera miedo, y frente al miedo puedes decidir no accionar y seguir en tu zona de comodidad. Ya sientes la molestia, pero permaneces en una cómoda incomodidad. Bendecimos a la molestia porque ahí se encuentra el despertador, el rumbo del siguiente paso."
Se trata de un disparador que, acompañado por un trabajo personal, te catapultará hacia la versión más genuina de ti, en donde tu deseo y tu valor se unen para generar el impacto que deseas ver en el mundo. Es tu brújula personal. Es tu creación de tu futuro.
¿Qué impacto tiene en las organizaciones?
En el artículo que escribí anteriormente para este blog, ¿Transformación cultural, transformación personal?, explicaba que:
"El momento en que el futuro que quiere crear la organización coincide con el mundo del que quiere ser parte la persona, el match es la cohesión perfecta en donde el compromiso, la motivación y la actitud potencian todo el talento de las personas y, por ende, de la organización."
Las organizaciones más sólidas, y por ende, más resilientes, son aquellas en donde la mayoría de las personas que la conforman comparten su visión y sus valores.
Pero, ¿saben realmente las organizaciones cuál es el futuro que quieren crear? Se habla mucho de la visión, la misión y los valores: ¿es la visión de tu organización una visión que mejora la vida de los demás también? ¿O solo crea un espacio de beneficio reducido?
Como personas, sabemos que, para lograr cambios radicales y profundos en nuestras vidas, necesitamos ayuda: buscamos apoyo en colegas, amigxs, familiares, referentes reconocidxs, terapeutas, etc. Somos conscientes de que, solos, no podemos llegar muy lejos, ni muy profundo.
¿Somos conscientes de esto como organizaciones?
El cambio real en el sistema no puede producirlo una sola organización, ni una sola industria. El cambio se produce en equipo con otras organizaciones. Estamos en un momento global en donde los problemas requieren de un trabajo conjunto. Los grandes temas planetarios no pasan por agendas individuales, sino que son temas compartidos por todos los habitantes del planeta: transición energética, cambio climático, contaminación ambiental, transformación digital, son algunos de los ejemplos más latentes.
La pandemia de la Covid-19 ha puesto en evidencia que, para superarla, tenemos que superarla todos juntos. No basta con que en un país no circule el virus porque, con que una persona se mueva y lo traslade, todo el resto de la humanidad está en riesgo.
De la misma manera, para poder realmente generar cambios sostenibles, las organizaciones tienen que repensar la forma en que se diseñan y actúan. ¿Puede una sola organización ser la responsable de la transición energética? Está claro que no. Para ir más lejos y mejor, las alianzas son necesarias. Alianzas que no suman, sino que multiplican.
Sin embargo, ¿es posible pensar en organizaciones que colaboren entre ellas en un sistema capitalista? ¿Qué pasaría si, en vez de poner foco en los beneficios particulares de una organización, pensáramos más allá y pusiéramos la atención en el “¿para qué?” de la organización?
Cuando existe una visión compartida, un futuro conjunto a construir, la colaboración ocurre de una forma natural. Cuando existe un propósito claro conjunto, el trabajo también se comparte. Porque la motivación, el cambio, nace desde esa visión. Primero, se identifica ese #futuroquemola compartido y, luego, se piensa en cómo crear modelos de negocios que contribuyan a construir ese futuro. Lo que cambia es el foco. Y al cambiar el foco, cambia también la estrategia .
Experiencias similares hemos vivido en diferentes contextos a través del System Innovation Lab de Pentagrowth, en donde personas, emprendedores, organizaciones e instituciones, públicas y privadas, se apuntaron a trabajar en conjunto sobre un reto en común: la (in)movilidad en Catalunya (ACCIÓ), la Economía Circular en Catalunya (ACCIÓ), el Open Innovation Day en Uruguay (Quanam y Antel), el Ecosistema de Logística de El Salvador (COEXPORT y BID + BID Lab), el Ecosistema de Innovación en El Salvador (Sandbox y BID Lab) y la industria farmacéutica de LATAM.
Estas experiencias han creado soluciones diferentes gracias a poder entender y vivir lo que significa construir y compartir un futuro y trabajar juntxs como equipo para lograr un cambio real y sostenible en el sistema.
Las mayores revelaciones que surgieron de estas experiencias compartidas fueron:
La abundancia de recursos disponibles en el sistema
El potencial de integración y colaboración entre personas
La creación de nuevos vínculos con organizaciones no pensadas de forma natural.
Las soluciones propuestas a los retos no sumaron, se multiplicaron.
¿Qué harás? ¿Te apuntarás solo o te reuniras con el sistema?
Por equipo de redacción. (Publicación original en castellano)
Cuando hablo de emprender, utilizo la palabra en su sentido más amplio: como todo aquello en lo que deseas embarcarte y que implicará un cambio, sin importar que tan pequeño o grande sea. Emprender un cambio como persona o como organización. Emprender un negocio o emprender una transformación de la organización. Así lo definimos en el libro que escribí junto a Francisco Berreta y que lanzamos el mes pasado: Emprende tu vida.
Emprende tu vida es una caja de herramientas, una guía, real y cercana, creada para acompañar a las personas en sus procesos de cambio. En lo personal, me considero una emprendedora constante y hace 4 años tomé la decisión de emprender dos grandes cambios en mi vida: 1) emprender el camino hacia una forma de vida más acorde a mis valores y 2) emprender un proyecto de negocio.
He creado mi propia marca de moda sostenible, he asesorado a emprendedores y pequeñas empresas en sus negocios y, sobre todo, he emprendido (y lo sigo haciendo) mi propio camino de vida. Entre ellos, cambié de país y emprendí la gran aventura de emigrar. El libro es un reflejo de todo lo transitado, lo experimentado y aprendido. Y, sobre todo, una reflexión hacia el inicio de todo: emprender es fácil, lo difícil es sostenerlo. La clave está en entender los cambios.
¿Qué nos motiva a cambiar?
La mayoría de las veces actuamos por reacción, nos “motiva” la necesidad. Algo cambia en nuestro entorno que nos obliga a cambiar. A nivel personal puede ser, por ejemplo, una oferta (o desvinculación) de un puesto de trabajo, un cambio de ciudad o de país o el inicio o ruptura de una pareja. A nivel empresarial, en cambio, algunas situaciones habituales son el surgimiento de un nuevo competidor, una nueva tecnología, un cambio de comportamiento del consumidor o un cambio en las reglas del juego.
Todos estos cambios implican un espacio de respuesta más lento. A nivel secuencial, podemos plantearnos el siguiente proceso:
Shock o efecto sorpresa frente al cambio. Este hecho rompe con lo que teníamos mentalmente u organizacionalmente planificado.
Aceptación de lo que ocurre.
Observación del entorno para terminar de entender la situación y lo que se está haciendo.
Detección de posibles alternativas, soluciones y vías de salida.
Reflexión y elección de una alternativa.
Puesta en acción.
Libro ‘Emprende tu vida’ (Daniela Salvitti)
El cambio sostenible es aquel que tiene las bases correctas
No obstante, existe otro tipo de motivación que viene dado por el deseo de conectar con un sentido más profundo. Cambios que nacen desde el interior de la persona o de la organización y que vienen a responder el “¿para qué?”: ¿para qué hago lo que hago? ¿Qué impacto quiero generar?
El 90% de las veces esta reflexión viene acompañada de un deseo altruista de aportar un grano de arena al mundo en el que vivimos, a la sociedad a la que pertenecemos. Por eso, la reflexión implica un proceso diferente de introspección y de observación para ir a buscar aquel elemento que te hace único -como persona o como organización- y que aporta valor al sistema del que formas parte.
A nivel personal, implica un trabajo de desarrollo personal sincero para que puedas conectar con tus verdaderos deseos, sacando las etiquetas sociales, quitando “los debería” y cambiando los “tengo” por los “quiero”. Es un recorrido para conocer tu auténtico ser y reconocer aquello que te gustaría ser.
¿Cómo se dispara el proceso personal?
En Emprende tu vida explicamos el concepto de la “cómoda incomodidad”:
"Es una sensación de cómoda incomodidad porque sabes que ya es hora de cambiarlo, de transformarlo, de recrearlo, pero hacerlo requiere una toma de consciencia, decisiones y valentía para ponerte en acción.
Poner en marcha los cambios te puede molestar y generar incertidumbre. Porque cuando se mueve una pieza del tablero, cambia todo el juego, no solo la situación de la pieza en cuestión, también todo su entorno.
Es el poder de los cambios: cuando tú cambias, todo cambia a tu alrededor. Ese mismo poder que puede transformar tu vida a veces genera miedo, y frente al miedo puedes decidir no accionar y seguir en tu zona de comodidad. Ya sientes la molestia, pero permaneces en una cómoda incomodidad. Bendecimos a la molestia porque ahí se encuentra el despertador, el rumbo del siguiente paso."
Se trata de un disparador que, acompañado por un trabajo personal, te catapultará hacia la versión más genuina de ti, en donde tu deseo y tu valor se unen para generar el impacto que deseas ver en el mundo. Es tu brújula personal. Es tu creación de tu futuro.
¿Qué impacto tiene en las organizaciones?
En el artículo que escribí anteriormente para este blog, ¿Transformación cultural, transformación personal?, explicaba que:
"El momento en que el futuro que quiere crear la organización coincide con el mundo del que quiere ser parte la persona, el match es la cohesión perfecta en donde el compromiso, la motivación y la actitud potencian todo el talento de las personas y, por ende, de la organización."
Las organizaciones más sólidas, y por ende, más resilientes, son aquellas en donde la mayoría de las personas que la conforman comparten su visión y sus valores.
Pero, ¿saben realmente las organizaciones cuál es el futuro que quieren crear? Se habla mucho de la visión, la misión y los valores: ¿es la visión de tu organización una visión que mejora la vida de los demás también? ¿O solo crea un espacio de beneficio reducido?
Como personas, sabemos que, para lograr cambios radicales y profundos en nuestras vidas, necesitamos ayuda: buscamos apoyo en colegas, amigxs, familiares, referentes reconocidxs, terapeutas, etc. Somos conscientes de que, solos, no podemos llegar muy lejos, ni muy profundo.
¿Somos conscientes de esto como organizaciones?
El cambio real en el sistema no puede producirlo una sola organización, ni una sola industria. El cambio se produce en equipo con otras organizaciones. Estamos en un momento global en donde los problemas requieren de un trabajo conjunto. Los grandes temas planetarios no pasan por agendas individuales, sino que son temas compartidos por todos los habitantes del planeta: transición energética, cambio climático, contaminación ambiental, transformación digital, son algunos de los ejemplos más latentes.
La pandemia de la Covid-19 ha puesto en evidencia que, para superarla, tenemos que superarla todos juntos. No basta con que en un país no circule el virus porque, con que una persona se mueva y lo traslade, todo el resto de la humanidad está en riesgo.
De la misma manera, para poder realmente generar cambios sostenibles, las organizaciones tienen que repensar la forma en que se diseñan y actúan. ¿Puede una sola organización ser la responsable de la transición energética? Está claro que no. Para ir más lejos y mejor, las alianzas son necesarias. Alianzas que no suman, sino que multiplican.
Sin embargo, ¿es posible pensar en organizaciones que colaboren entre ellas en un sistema capitalista? ¿Qué pasaría si, en vez de poner foco en los beneficios particulares de una organización, pensáramos más allá y pusiéramos la atención en el “¿para qué?” de la organización?
Cuando existe una visión compartida, un futuro conjunto a construir, la colaboración ocurre de una forma natural. Cuando existe un propósito claro conjunto, el trabajo también se comparte. Porque la motivación, el cambio, nace desde esa visión. Primero, se identifica ese #futuroquemola compartido y, luego, se piensa en cómo crear modelos de negocios que contribuyan a construir ese futuro. Lo que cambia es el foco. Y al cambiar el foco, cambia también la estrategia .
Experiencias similares hemos vivido en diferentes contextos a través del System Innovation Lab de Pentagrowth, en donde personas, emprendedores, organizaciones e instituciones, públicas y privadas, se apuntaron a trabajar en conjunto sobre un reto en común: la (in)movilidad en Catalunya (ACCIÓ), la Economía Circular en Catalunya (ACCIÓ), el Open Innovation Day en Uruguay (Quanam y Antel), el Ecosistema de Logística de El Salvador (COEXPORT y BID + BID Lab), el Ecosistema de Innovación en El Salvador (Sandbox y BID Lab) y la industria farmacéutica de LATAM.
Estas experiencias han creado soluciones diferentes gracias a poder entender y vivir lo que significa construir y compartir un futuro y trabajar juntxs como equipo para lograr un cambio real y sostenible en el sistema.
Las mayores revelaciones que surgieron de estas experiencias compartidas fueron:
La abundancia de recursos disponibles en el sistema
El potencial de integración y colaboración entre personas
La creación de nuevos vínculos con organizaciones no pensadas de forma natural.
Las soluciones propuestas a los retos no sumaron, se multiplicaron.
¿Qué harás? ¿Te apuntarás solo o te reuniras con el sistema?