Investigación científica
Investigación científica
Analizamos la brecha digital para el Ayuntamiento de Barcelona
Analizamos la brecha digital para el Ayuntamiento de Barcelona
25 de noviembre de 2020
Por Javi Creus, Fundador y Director y Anna Higueras, Project Manager. (Publicación original en castellano)
Fruto de una encuesta realizada a más de 2.500 personas, el informe ‘La brecha digital en la ciudad de Barcelona’ analiza la evolución del nivel de acceso y los usos de internet de la ciudadanía barcelonesa en los últimos cuatro años. Lo hace, además, a la luz de la emergencia sobrevenida por la pandemia de la Covid-19, un contexto que ofrece una radiografía sin precedentes de las capacidades y potencialidades de digitalización de la ciudad.
Desde Ideas for Change hemos contribuido al análisis cualitativo y a la redacción del informe, que impulsa la Fundación BITHabitat del Ayuntamiento de Barcelona con la colaboración de la Mobile World Capital. Un trabajo del que nos sentimos muy orgullosos y en el que también nos han acompañado amigos como Institut Opinòmetre, Numérica o 300.000 km/s.
¿Quieres conocer las principales conclusiones del estudio? ¡No te pierdas nuestro resumen!
1. La brecha se reduce, pero la Covid-19 pone a prueba las capacidades digitales ciudadanas
La brecha digital no desaparece (un 8,1% de la población todavía afirma no tener acceso a la red), pero sí se reduce. En 2020, el 92% de los hogares de la ciudad cuenta con conexión fija a internet y el 91% de los ciudadanos y ciudadanas disponen de teléfono inteligente y tienen contratada una tarifa de datos. El descenso del precio las tarifas de datos y de los dispositivos móviles de gama media-baja, la proliferación de la fibra óptica y el aumento del uso de la mensajería instantánea han contribuido a este cambio, y ya son más de un 96% las personas con menos de 75 años que han logrado asumir un rol activo en el ámbito digital.
Esta tendencia, no obstante, choca con la disrupción generada por la Covid-19. Las TIC han pasado de ser un complemento para mejorar la calidad de vida a convertirse en una herramienta esencial para la actual sociedad hiperconectada. La necesidad de reducir la movilidad ha trasladado la mayoría de las funciones al ámbito digital, y acciones como trabajar, seguir las clases o gestionar trámites y ayudas en remoto han crecido súbitamente.
Un claro ejemplo es el aumento del 62% del acceso a la red, que ha resultado especialmente significativo en tres ámbitos: el teletrabajo, la educación en línea y la relación digital con la administración. Un 58% de la ciudadanía barcelonesa ha podido teletrabajar durante los meses de confinamiento, y un 73% de los y las menores de 16 años ha seguido con éxito su formación de manera telemática. Además, casi el 48% de las personas encuestadas ha usado los servicios médicos de forma no presencial y un 10% se ha servido de canales digitales de participación ciudadana durante los últimos meses.
En este atípico contexto, no obstante, muchas de las personas que únicamente estaban habituadas a utilizar internet en el contexto social han descubierto que sus capacidades digitales no eran suficientes. Las exigencias del día a día en la red han demostrado cómo de importante es entender las aplicaciones, la conexión o el tipo dispositivo que utilizamos. Un proceso de aprendizaje en el que factores como la edad, el nivel de estudios o la situación laboral han resultado primordiales.
En paralelo, la situación ha convertido a dispositivos como ordenadores portátiles (presentes en más del 76% de las casas), tabletas (60%) o ordenadores de sobremesa (40%) en herramientas básicas para el día a día. Este aumento del nivel de exigencia ha reinstaurado diferencias significativas por razón de renta que se habían diluido: no es lo mismo disponer de un solo ordenador de mesa para una familia cuando todos y todas las integrantes deben estudiar o trabajar a distancia.
2. La administración, a prueba por la emergencia digital
Algunas de las instituciones a las que acudimos habitualmente en la esfera presencial se han desbordado ante la emergencia digital. Es el caso de las instituciones educativas, en las que un 27% de los y las menores no pudo seguir sus estudios a distancia. En casi la mitad de los casos, la causa fue que la escuela no proporcionó oferta educativa a distancia.
También el ámbito administrativo ha sufrido dificultades. Algunos grupos sociales, como las personas en situación de vulnerabilidad o las mayores de 75 años, han requerido de equipamiento, conectividad y mediación adicionales para llevar a cabo algunos trámites.
Pese a que las instituciones han realizado grandes esfuerzos para salvar estos escollos, no siempre se ha podido garantizar el óptimo funcionamiento.
3. Pese al contexto, estamos preparados para superar las barreras digitales
Si una cosa está clara, es que la disrupción de la Covid-19 ha demostrado la plasticidad de la sociedad digital. La ciudadanía y las organizaciones de Barcelona han demostrado sobradamente su capacidad para adaptarse a nuevos escenarios a un ritmo vertiginoso, y esto es algo que ha sido posible gracias al trabajo desarrollado a lo largo de los últimos cuatro años. Una pandemia similar en el año 2016 hubiera tenido, probablemente, unas consecuencias todavía más severas y debemos estar orgullosos del avance recorrido.
No obstante, para que cualquier futuro suceso similar tenga las mínimas consecuencias, es imprescindible examinar la brecha digital desde una óptica más sistémica y dinámica. Y es que, para suturarla de manera definitiva, debemos proporcionar soluciones e instrumentos que ahonden en la calidad de uso de internet y que permitan apoyar a aquellas personas que, por su situación personal, tengan más necesidades.
4. Y ahora, ¿qué?
Sin duda, el informe impulsado por BITHabitat arroja una información muy valiosa para el impulso de la ciudadanía digital en la ciudad de Barcelona. No en vano, este análisis ha manifestado la existencia de una brecha estructural, aquella que afecta a todas las personas que no disponen del acceso o el equipamiento necesario para el desarrollo de su vida cotidiana, pero también una brecha situacional, la que se pone de manifiesto cuando la conectividad se convierte en la infraestructura básica para el trabajo, la educación o la relación con la administración, entre otros.
Desde Ideas for Change creemos que, más allá de impulsar actuaciones que favorezcan la inclusión digital, cerrar la brecha de manera definitiva pasa por la promoción de acciones basadas en la resiliencia digital. Sólo de esta manera podremos ayudar a la ciudadanía a estar preparada para enfrentar episodios críticos que, como la pandemia que ahora nos toca vivir, requieran trasladar la mayor parte de nuestra vida a la esfera virtual.
Como somos un equipo inquieto, seguiremos pensando en ello. ¡No nos pierdas de vista!
Por Javi Creus, Fundador y Director y Anna Higueras, Project Manager. (Publicación original en castellano)
Fruto de una encuesta realizada a más de 2.500 personas, el informe ‘La brecha digital en la ciudad de Barcelona’ analiza la evolución del nivel de acceso y los usos de internet de la ciudadanía barcelonesa en los últimos cuatro años. Lo hace, además, a la luz de la emergencia sobrevenida por la pandemia de la Covid-19, un contexto que ofrece una radiografía sin precedentes de las capacidades y potencialidades de digitalización de la ciudad.
Desde Ideas for Change hemos contribuido al análisis cualitativo y a la redacción del informe, que impulsa la Fundación BITHabitat del Ayuntamiento de Barcelona con la colaboración de la Mobile World Capital. Un trabajo del que nos sentimos muy orgullosos y en el que también nos han acompañado amigos como Institut Opinòmetre, Numérica o 300.000 km/s.
¿Quieres conocer las principales conclusiones del estudio? ¡No te pierdas nuestro resumen!
1. La brecha se reduce, pero la Covid-19 pone a prueba las capacidades digitales ciudadanas
La brecha digital no desaparece (un 8,1% de la población todavía afirma no tener acceso a la red), pero sí se reduce. En 2020, el 92% de los hogares de la ciudad cuenta con conexión fija a internet y el 91% de los ciudadanos y ciudadanas disponen de teléfono inteligente y tienen contratada una tarifa de datos. El descenso del precio las tarifas de datos y de los dispositivos móviles de gama media-baja, la proliferación de la fibra óptica y el aumento del uso de la mensajería instantánea han contribuido a este cambio, y ya son más de un 96% las personas con menos de 75 años que han logrado asumir un rol activo en el ámbito digital.
Esta tendencia, no obstante, choca con la disrupción generada por la Covid-19. Las TIC han pasado de ser un complemento para mejorar la calidad de vida a convertirse en una herramienta esencial para la actual sociedad hiperconectada. La necesidad de reducir la movilidad ha trasladado la mayoría de las funciones al ámbito digital, y acciones como trabajar, seguir las clases o gestionar trámites y ayudas en remoto han crecido súbitamente.
Un claro ejemplo es el aumento del 62% del acceso a la red, que ha resultado especialmente significativo en tres ámbitos: el teletrabajo, la educación en línea y la relación digital con la administración. Un 58% de la ciudadanía barcelonesa ha podido teletrabajar durante los meses de confinamiento, y un 73% de los y las menores de 16 años ha seguido con éxito su formación de manera telemática. Además, casi el 48% de las personas encuestadas ha usado los servicios médicos de forma no presencial y un 10% se ha servido de canales digitales de participación ciudadana durante los últimos meses.
En este atípico contexto, no obstante, muchas de las personas que únicamente estaban habituadas a utilizar internet en el contexto social han descubierto que sus capacidades digitales no eran suficientes. Las exigencias del día a día en la red han demostrado cómo de importante es entender las aplicaciones, la conexión o el tipo dispositivo que utilizamos. Un proceso de aprendizaje en el que factores como la edad, el nivel de estudios o la situación laboral han resultado primordiales.
En paralelo, la situación ha convertido a dispositivos como ordenadores portátiles (presentes en más del 76% de las casas), tabletas (60%) o ordenadores de sobremesa (40%) en herramientas básicas para el día a día. Este aumento del nivel de exigencia ha reinstaurado diferencias significativas por razón de renta que se habían diluido: no es lo mismo disponer de un solo ordenador de mesa para una familia cuando todos y todas las integrantes deben estudiar o trabajar a distancia.
2. La administración, a prueba por la emergencia digital
Algunas de las instituciones a las que acudimos habitualmente en la esfera presencial se han desbordado ante la emergencia digital. Es el caso de las instituciones educativas, en las que un 27% de los y las menores no pudo seguir sus estudios a distancia. En casi la mitad de los casos, la causa fue que la escuela no proporcionó oferta educativa a distancia.
También el ámbito administrativo ha sufrido dificultades. Algunos grupos sociales, como las personas en situación de vulnerabilidad o las mayores de 75 años, han requerido de equipamiento, conectividad y mediación adicionales para llevar a cabo algunos trámites.
Pese a que las instituciones han realizado grandes esfuerzos para salvar estos escollos, no siempre se ha podido garantizar el óptimo funcionamiento.
3. Pese al contexto, estamos preparados para superar las barreras digitales
Si una cosa está clara, es que la disrupción de la Covid-19 ha demostrado la plasticidad de la sociedad digital. La ciudadanía y las organizaciones de Barcelona han demostrado sobradamente su capacidad para adaptarse a nuevos escenarios a un ritmo vertiginoso, y esto es algo que ha sido posible gracias al trabajo desarrollado a lo largo de los últimos cuatro años. Una pandemia similar en el año 2016 hubiera tenido, probablemente, unas consecuencias todavía más severas y debemos estar orgullosos del avance recorrido.
No obstante, para que cualquier futuro suceso similar tenga las mínimas consecuencias, es imprescindible examinar la brecha digital desde una óptica más sistémica y dinámica. Y es que, para suturarla de manera definitiva, debemos proporcionar soluciones e instrumentos que ahonden en la calidad de uso de internet y que permitan apoyar a aquellas personas que, por su situación personal, tengan más necesidades.
4. Y ahora, ¿qué?
Sin duda, el informe impulsado por BITHabitat arroja una información muy valiosa para el impulso de la ciudadanía digital en la ciudad de Barcelona. No en vano, este análisis ha manifestado la existencia de una brecha estructural, aquella que afecta a todas las personas que no disponen del acceso o el equipamiento necesario para el desarrollo de su vida cotidiana, pero también una brecha situacional, la que se pone de manifiesto cuando la conectividad se convierte en la infraestructura básica para el trabajo, la educación o la relación con la administración, entre otros.
Desde Ideas for Change creemos que, más allá de impulsar actuaciones que favorezcan la inclusión digital, cerrar la brecha de manera definitiva pasa por la promoción de acciones basadas en la resiliencia digital. Sólo de esta manera podremos ayudar a la ciudadanía a estar preparada para enfrentar episodios críticos que, como la pandemia que ahora nos toca vivir, requieran trasladar la mayor parte de nuestra vida a la esfera virtual.
Como somos un equipo inquieto, seguiremos pensando en ello. ¡No nos pierdas de vista!